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28 de agosto de 2008

Fútbol: El trofeo Santiago Bernabéu se queda en casa

Hay dos formas de entender este tipo de trofeos. Como fiestas o como obstáculos. Y el planteamiento se formula desde que se cursa invitación al rival. Si convocas a Bayern, Inter o Ajax, como era costumbre hace 30 años, corres el riesgo de sufrir un revolcón. Si cuentas con el Sporting de Lisboa o la selección MSL te aseguras un buen rato. Y eso vivió el Bernabéu anoche, una fiesta.

Lo agradecieron especialmente los turistas, los niños y otros aficionados accidentales, que acudieron al estadio estimulados por las vacaciones y los precios, similares a lo que cuesta visitar el Museo del club, donde no está bien visto gritar y hacer sonar la trompeta.

No obstante, es una lástima que lo cargado del calendario y el paso del tiempo hayan rebajado la exigencia del Trofeo Bernabéu, algo que se reflejó al final, y crudamente, en la falta de interés de los campeones por posar con la Copa. Es una pena, igualmente, que estos partidos sean amistosos durante 45 minutos y caóticos el resto, cuando los cambios hacen que el encuentro pierda su fisonomía.

El Madrid, que completó una primera parte brillante, vio cómo seis jugadores eran sustituidos tras el descanso. Eso provocó que el equipo que había marcado cinco goles en 42 minutos no volviera a acercarse a la portería portuguesa hasta el 66', en una doble oportunidad de Van der Vaart. A falta de un cuarto de hora para el final, el Madrid ya sumaba diez relevos, sin nuevas ocasiones de gol.

Si el Sporting no entró en ese frenesí de cambios es porque ya tenía una manita en los papos. Por eso, en lugar de airear a jóvenes futbolistas en la segunda mitad, dio entrada a sus mejores jugadores, que calentaban banquillo de inicio. Me refiero, concretamente, a Moutinho y Yannick Djaló, un cerebro y una pantera, ambos de 22 años. Tienen tanto futuro que podríamos decir que son fincas rústicas pendientes de recalificación.

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